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LA LITERATURA COMO SALARIO O EL SALARIO DE LA LITERATURA
Creo que he sido un autor afortunado pues por lo menos estoy vivo. No siempre la literatura ha deparado mieles y rosas, leche y, cerveza, también la literatura es ajenjo y otras especies de mandrágoras y licores amargos. Pero ojo, la literatura como tal es inocente. Es el medio donde se cultive el responsable del veneno o las mieles. Yo nací en un país feudal, energúmeno y asesino, donde una minoría devora a la otra que es la mayoría. Debo aclarar que me tocó la mala leche de ser colombiano. Un mundo malo, donde la injusticia es todopoderosa En el ámbito financiero el escribir para mi ha sido un mal negocio, las ganancias las he tenido con otras satisfacciones que me ha proporcionado la literatura y que de no haberme dedicado a la literatura nunca las hubiera alcanzado por lo costoso que resultaría adquirirlas en las tiendas, como por ejemplo: una amistad, los ojos de una mujer que me hicieron promesas a la vuelta de una página, el dulce sonar de una palabra, y ¿ Por qué no? también una conspiración. Yo no escribo para representar a mi país, escribo para representarme ese país y lograr, desde una particular manera de pensar propia de una comunidad ubicada en el norte de Suramérica, explicarme lo existencial, lo que hay inherente en el vivir como parte del cuerpo universal.
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