Cantar, reir, escribir, es propio de hombres y mujeres,
también lo es la poesía, espejo lúdico desde donde nos
miran y miramos. Nos está dado el gozo de la palabra y
el poder para tejerla y entretejerla, a veces con habilidad
infinita donde nunca falta la torpeza, es el riesgo que se
paga al asomarse a esos abismos propios del poeta, no de la poesía.

Jaime de la Gracia