- Cantar,
reir, escribir, es propio de hombres y mujeres,
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también lo es la poesía, espejo lúdico desde donde nos
- miran
y miramos. Nos está dado el gozo de la palabra y
- el
poder para tejerla y entretejerla, a veces con habilidad
-
infinita donde nunca falta la torpeza, es el riesgo que se
- paga
al asomarse a esos abismos propios del poeta, no de la poesía.