EN LA BUSQUEDA DEL ARQUETIPO

Una mirada al imaginario colombiano

 

por: Jaime de la Gracia

 

-Lo último que le pido fija, es que se consiga un hombre que tenga parecido, déme ese gusto mijita

Pedidos como estos se le escuchan decir a las madres todos los días en Colombia. Me voy a limitar a hablar solo de Colombia aunque es posible que estos pedidos se hagan en otros paises y otras tierras, y esto, solos los viajeros podrán confirmarlo.

Una cosa hay que dejar clara de entrada, el parecido, abre puertas y hace las cosas más fáciles. Otra ventaja del parecido está, en que la sociedad tiene la tendencia a minimizar la conducta errónea del parecido, siempre se piensa que las cagadas que hace serán pasajeras. Para la sociedad una persona tan parecida no puede ser tan cagada. El talento, la honestidad, y la buena estrella deben acompañarle; son atributos que dan el parecido.

Los colombianos hemos ido perdiendo el verdadero sentido del valor, hasta el punto que confundimos el valor con el atreverse  a.

En alguna ocasión, hablo del año de 1997, la policía allanó un edificio donde se prestan una mezcla de servicios, desde médicos hasta asesorías de como evadir impuestos, la policía, buscaba pistas sobre otro tipo de torceduras, pero lo que me lleva a hacer mención de un hecho que en Colombia es rutina, es la queja que hicieron los profesionales que utilizan el edificio. En sus declaraciones a los periódicos ellos afirmaron: que no podían entender como a la policía se le podía ocurrir tener sospechas de un sitio donde solo trabajaban personas muy bien parecidas.

Hay cuatro categorías hasta el Arquetipo:

El parecido

El mejor parecido

El bien parecido

El parecidísimo

De este último, / el parecidísimo / tuve noticias de su existencia en uno de mis viajes al Cabo de la Bela. El atributo más importante de parecerse, es poseer lo que en alemán se nombra como el buen umgang, la presencia, tener presencia es casi ser, y el casi ser es mucho cuento donde todos, desde el parecido al parecidísimo son apenas pálidas sombras del Arquetipo.

Platón se valió del principio del espejo para elaborar su teoría de Los Arquetipos. Todo Arquetipo proyecta su sombra, que crea otra sombra, que se proyecta en otra sombra que a su vez crea una sombra, y así hasta el infinito.

En Colombia una persona puede parecerse a un oficio, o aún título académico, y es común escuchar decir que fulano parece un médico, que zutano parece un doctor o un abogado. En esto son más prácticos los africanos que para ahorrarse tantos inconvenientes llaman a sus hijos desde el nacimiento con nombres como doctor.

Los colombianos gozamos de muy buen humor, pero es fácil que a veces nos gastemos el humor de los perros.

Cuando una muchacha tiene preocupada a su madre por que no le dio el gusto de traerle a la casa a un parecido, se condena a que las vecinas le digan - Tranquila fija, ese muchacho que anda con tu hija es casi parecido. el casi parecido es el Anti-Arquetipo, y a este personaje, es a quien la madre de la muchacha tiene que aprender a sufrir, siempre que se lo presente a sus amigos tendrá su dolor de cabeza por tener un yerno tan feo.

El Anti-Arquetipo para no estar entre los eternos sospechosos como Casablanca, tiene que tener dinero, el dinero puede lavar la lepra de no parecerse, pero si le falta el dinero al casi parecido, o a la casi parecida, lo que le queda es desarrollar el talento como es el caso de Gabriel García Márquez, de quien en Colombia, más de uno no puede entender cómo puede escribir tan bien un hombre que ni siquiera es parecido.

En Colombia el desaparecido play-boy Porfirio Rubirosa con su pinta de Anti-Arquetipo no hubiera levantado ni moscas, a la bella Bianca Jagger no se le perdona su pinta de criada colombiana / ver la agradable novela del caleño Sandro Romero Rey, Oraciones para una película virgen.

El Anti-Arquetipo más famoso en la historia de Colombia es Simón Bolívar, los esfuerzos que todos los gobiernos han hecho para que se parezca se pueden ver en las estatuas encargadas en Francia hechas a partir de modelos franceses, o en los retratos idealizados de la escuela quiteña.

La sospecha no es una confirmación.

Por lo tanto, recurro a las pocas evidencias concretas que tenemos de la existencia del Arquetipo y sólo es posible si hacemos un trabajo de antropología en la literatura latinoamericana y nos encontramos con algunos de los rasgos que debe tener el Arquetipo, estos detalles son los indicados, por que no aparecen por accidente, si no como elementos necesarios utilizados por el novelista para aprestigiar su personaje, incluso el novelista a través de este rasgo pretende que el lector se apropie del carácter y la conducta del personaje narrado, además determina la jerarquía de los roles y es así, como partimos de la nariz griega de Leopoldo Lugones en su novela El Ángel de la sombra, hasta la boca inglesa de José Lezama Lima en Paradiso.

En la Intrusa, que hace parte del informe de Brodie, de Borges, estaría la estatura ideal del Arquetipo y sería la de los hermanos Nielsen.

En la literatura los encuentros con el Arquetipo no han sido felices.

El alemán Rainer María Rilke desdeñó un posible encuentro deseado en un principio, ante la sospecha del inminente peligro al que se exponía,y es así como nos dejó el testimonio de ese posible encuentro no realizado, en los primeros versos de su primera Elegía de Duino: Me extinguiría ante su existencia más fuerte, concluye el poeta.

Jorge Luís Borges también dejó un testimonio literario de un encuentro con el Arquetipo que terminó en tragedia. De esto nos enteramos en El Hacedor, y la narración está plasmada bajo el título de Ragnarök.

Borges en el peor estilo del ku-klux-klan saca la enorme pistola y fusila de certeros balazos al Arquetipo bajo la excusa que se había degenerado por sus rasgos chinos. Este cuento es sin duda el aporte personal de Borges a la historia de la infamia.

Más cerca a nosotros, en la literatura colombiana hay un testimonio de un encuentro con el Arquetipo, este encuentro está lejos del desencanto y cerca de la frustración, lo relata José Luís Díaz granados y ocurrió en el viejo aeropuerto del antiguo Berlín oriental, se dio en el orinal de dicho aeropuerto transcribo de su libro: Ni bien inicio la micción, siento que me arrojan a las nalgas un pedacito de vidrio. Termino y luego voy a ver que ocurre. detrás de mi, dentro del aposento del baño, una funcionaria joven y bonita muy seria, sentada frente a un ordenado escritorio, me indica que debo depositar una moneda. Yo me quedo pensando cómo puede trabajar aquella muchacha tan hermosa dentro de un baño, en medio de tantos olores fétidos.

 

 

Jaime de la Gracia.

Jaime de la Gracia, Manizales Colombia 1957, ha Publicado: Los sueños de acalanto y canto, poemas 1986, Abre palabra, poemas 1994, La opera de los años locos / poema para desarmar / 1995, Esta primavera es poco seria, poemas 1997, Poemas de la dispersión 1996, El primer día que el turco vio el mar, cuentos 1977, No le pegues ese garrotazo, novela 1996, Los Lobos hacen milagros, novela 1999, reside en Berlín / Alemania / donde dirige la revista Café Berlín.

Berlín 1994

 

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