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..................................Jaime de la Gracia

El primer día que el Turco vio el mar

La Reina de Inglaterra llegó envuelta en una nube de polvo amarillo. El Turco, sin camisa y con la barriga al aire espanta una mosca gorda, verde brillante, con el mismo brillo que suele tener la mala conciencia de las buenas gentes.

El Turco ve desde el mostrador de su almacén de víveres y abarrotes, como del bus, se baja una tropa de paisanos con sus bártulos y ve también como amontonan los chécheres, mientras llegan los que guían las mulas que tiran de las carretas para transportarlas. El Turco, no vio el resto de lo que pasó frente a su almacén porque tuvo que atender a la joven que pidió no sé que vaina desde el mostrador y lo hizo con acento de canadiense del lado francés. Fue por esta razón y no por otra, que El Turco no pudo ver al grupo de personas que trajo La Reina de Inglaterra y que fueron los que bajaron los trípodes, las cámaras, el set, los extras, la muchacha, el muchacho, el malo, el hombre del caballo, el aviso de la sastrería, el vestuario de La Beata, la chistera y el sombrero de copa del Padre de La Niña, la falda de flores chillonas de La Holandesa, la intriga, la inquina, las bebidas hidratantes y el mar.

-Instala la cámara número tres- dijo el director de la superproducción en blanco y negro

-Haremos tomas en ángulo obtuso- continuó el director

-Fija el foco sobre la caparazón del cangrejo- dijo el productor de las bebidas hidratantes

-La próxima secuencia no tiene continuación- dijo la primera voz

-¿Quieres el mar a la izquierda o a la derecha?- gritó la segunda voz

-Córrelo un poco más hacía el centro!-

dijo la tercera voz

-Ten cuidado con la ballena y con los cardúmenes!- gritaron la cuarta y la quinta voz

- Al mover el mar- dijo el director- cuiden que un tiburón no salte y corra detrás de las buenas gentes que caminan por la calle- terminó de decir el director, mientras un caldo espeso de grasa resbalaba por su pescuezo empapándole el cuello de olán de su camisa de holanda.

El Turco se rascó la barriga y espantó una mosca peluda y gorda que caminaba sobre su barriga redonda, y extasiado, contempló desde el mostrador del almacén los barcos, las ballenas y las bañistas gigantescas de cabezas diminutas que tomaban agua de coco con pitillo, todas nadando sobre las aguas brillantes y azul marino del mar que trajo a Corazón La Reina de Inglaterra.

Las gaviotas volaban en círculos y los cangrejos rosados caminaban pa´lante y pa´trás.

-Nojoda! El Mar- gritó El Turco y aplastó de un manotazo la mosca gorda brillante y peluda sobre su barriga.

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